En lo que al combate se refiere, un crioquinético como aliado puede resultar de gran ayuda pero también puede ser un arma de doble filo. Su descontrol puede transformarse en un arma arrojadiza contra cualquier combatiente sin importar el bando y lugar que ocupa en el enfrentamiento. Eso sí, una vez que lo domine resultará una gran ventaja y un auténtico suplicio para su adversario, ya que su variedad de poderes y su efectividad resultan envidiables y temibles a partes iguales.

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Niveles de control

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Lo primero que podrá hacer una persona crioquinética será descender su temperatura corporal, lo que le servirá para protegerse de cualquier tipo de ataque enemigo y como fuente de energía ya que podrá usar cualquier parte de su cuerpo como punto de referencia para invocar más poder. Además desde un primer momento podrá crear plataformas y objetos de hielo. Esto podrá ser perfeccionado hasta un nivel donde se llegue a invocar una ráfaga de hielo que pueda llegar a congelar objetos de gran tamaño o hasta personas enteras.

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Poco a poco, la persona con esta habilidad podrá descender la temperatura corporal de toda una sala, al igual que hace con la de su propio cuerpo. Esto hará que las cosas se congelen por sí solas, sin necesidad de recurrir a su poder y utilizar energía para ello. Además los objetos que se creen ganarán tamaño y resistencia, lo cual es bastante práctico especialmente en un enfrentamiento contra otro rival con poderes sobrenaturales ya que podrá crear barreras de hielo que sean prácticamente impenetrables.

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El último paso es poder invocar clones de hielo que obedezcan a su creador y hagan lo que les ordene y ser capaz de crear auténticas armas, capaces de herir y matar al mínimo contacto. Una vez que se domine también el control del agua una persona crioquinética es prácticamente imparable.